Enfoque
Introducción
Es una pretensión más o menos generalizada que la enseñanza debe realizarse cooperativamente dentro y fuera del aula y, además, con ciertos rasgos de solidaridad explícita e implícita. Esta idea, muy extendida gracias al EEES, no deja de ser en ocasiones perniciosa a la hora de evaluar de forma individualizada el conocimiento adquirido por el estudiante. Desde un análisis superficial se puede pensar que cualquier cosa que ayuda a aprender es una enseñanza en sentido estricto y eso no es así. El problema es que, en el ámbito universitario, se habla de una enseñanza reglada que requiere de una formalización para intentar atisbar cómo se ha de mejorar la labor docente.
Para un análisis didáctico de la enseñanza del Derecho, una de las formas posibles de acercarse es a través del fortalecimiento de la relación maestro-mentor y discípulo-estudiante durante las asignaturas del grado y que se puede prolongar en el trabajo de fin de grado, trabajo de fin de máster o tesis doctoral. Resulta fundamental delimitar qué se entiende por maestro y mentor, y cómo puede entenderse el diálogo intersubjetivo entre el discípulo y estudiante.
Es fácil pensar que en el alumno que aprende no influye solamente un profesor, sino que en realidad aparecen muchos como ‘pequeños maestros’, unos más pasajeros y otros más duraderos en la mente del discente. El maestro-mentor tiene que apartarse de inculcar el servilismo o el seguidismo, sino fomentar el respeto y la confianza. Tiene un cierto deber moral de servir con el ejemplo y enseñar con los hechos. El mentor tiene que guiar y aconsejar y el estudiante debe aplicarse en asimilar esas guías y consejos. Es una relación bidireccional de enseñanza y aprendizaje: dinámica e interpersonal. La relación dinámica no pasa porque los alumnos asimilen los conocimientos transmitidos por el profesor de manera acrítica, sino a través de un debate sereno, técnico y profundo sobre las cuestiones planteadas. Se toma así distancia frente a una relación estática en la que los alumnos son meros receptores de aquello que les quiera transmitir el docente y en la que la escasa o nula participación no permite dinamismo real alguno. En cambio, la relación interpersonal mentor-estudiante debe hacerse desde el respeto y la confianza, pero sin adoctrinamiento.
Objetivos
Aclarar la desvirtuación de la relación maestro y discípulo en la universidad.
Revitalizar la simbiosis entre maestro-mentor y discípulo-estudiante.
Mostrar una didáctica de la enseñanza-aprendizaje desde la figura del que guía.
Metodología
Desde un método crítico-constructivo, se analizan de forma sistematizada problemas conexos de la enseñanza-aprendizaje, que plantea la relación maestro-menor y discípulo-estudiante, a partir de una bibliografía específica.
Conclusiones
La relación maestro-mentor y discípulo-estudiante no debe suponer una suerte de seguidismo, servilismo o adoctrinamiento. La figura del maestro-mentor ayuda a desarrollar una didáctica de la enseñanza-aprendizaje en el Derecho. Su revitalización, desde una óptica dinámica e interpersonal, contribuye a mejorar la enseñanza del Derecho.
Marina Morla González
Comentó el 08/06/2023 a las 13:23:14
Estimado José Antonio,
enhorabuena por su ponencia, me ha resultado muy interesante. Coincidiendo con usted en el discurso, no he podido dejar de pensar en los múltiples obstáculos que se observan hoy para construir una relación maestro/mentor - discípulo/estudiante óptima, tal y como usted la describe. Un elevado número de alumnos en cada clase, la dificultad de abstraerse del uso del teléfono móvil en clase, y sobre todo ahora, con las facilidades que ofrecen las herramientas de inteligencia artificial, ¿no cree usted que ahora más que nuca está resultando tremendamente complicada la creación de una forma de enseñanza-aprendizaje que fomente esa creación de la relación maestro-discípulo de la que habla en su ponencia?
Muchas gracias de nuevo.
José Antonio Santos Arnaiz
Comentó el 08/06/2023 a las 18:42:06
Estimada María:
Muchísimas gracias por tu pregunta. Creo que tanto en la Universidad de León como en la Universidad Rey Juan Carlos nos enfrentamos a problemas parecidos para mejorar el proceso de enseñanza-aprendizaje tal y como yo lo concibo. Por supuesto, el ratio profesor-alumno todavía es malo. Es cierto, que hay muchos alumnos por clase, pero no deja de resultar paradójico que en los últimos cursos vengan pocos alumnos a clase; en particular, si la asistencia no es obligatoria. Esto ocurre cada vez más en las universidades y es un problema que se está tratando tímidamente por parte de sus órganos de gobierno.
En efecto, el uso de las tecnologías (el teléfono móvil como una de ellas) en los estudiantes y, en menor medida, en los profesores ha supuesto -en su vertiente negativa- una fuente de distracción y de dificultad para concentrarse.
Las herramientas de la inteligencia artificial son un problema latente y creciente. Resulta precisa una normativa a nivel europeo y estatal que sirva de freno al cariz que están tomando estos acontecimientos. Sí que es verdad que a nivel europeo se está legislando al respecto desde hace años, pero también es precisa una labor pedagógica de concienciación. Por supuesto, hay que seguir creando un marco jurídico más desarrollado y completo a nivel europeo.
La verdad es que nos encontramos en un contexto un tanto adverso. Por ello, es necesaria, una adecuada distribución de los recursos económicos por parte de las universidades. Es preciso también mejorar las condiciones laborales de los docentes, es decir, aquellas que posibilitan hacer mejor su trabajo. No puede ser que cualquier mejora de las infraestructuras -ya no digo creación- resulte lenta y tediosa a nivel de gerencia general (o tan siquiera de campus) en las universidades. Reducir los trámites burocráticos de los docentes, en las relaciones con la institución universitaria, es todavía una asignatura pendiente. En general, para mejorar el proceso de enseñanza-aprendizaje del Derecho es preciso una mejora de las condiciones de aquellos que pretenden enseñar a enseñar. Por supuesto, un sistema de incentivos real ayudaría a ello.
Un cariñoso saludo
José Antonio Santos
María Serrano Segarra
Comentó el 07/06/2023 a las 19:45:56
Estimado José Antonio, enhorabuena por tu ponencia, me ha enriquecido mucho escucharte, es un anhelo y una ilusión sumar esta labor de maestra mentora a mis tareas docente e investigadora en la Universidad.
Considero fundamental la relación interpersonal y dinámica entre maestro mentor y discípulo estudiante si bien considero que estamos carentes de esta figura, que es un referente fundamental en otras universidades extranjeras. En el ámbito del EEES debe potenciarse dicha relación dinámica y ser facilitada al estudiante sin ansiar una perfección metodológica sino desde el seguimiento (como tú bien insinúas) de sencillas pautas metodológicas que ayuden a fomentar el pensamiento crítico de nuestros estudiantes, y siempre desde nuestro ejemplo, es algo que explicas y lo considero un elemento fundamental (excluyendo seguidismos, servilismos y adoctrinamientos, desde la libertad del aprendizaje). Considero que nuestra formación como profesorado universitario es suficiente para poder desempeñar esta labor satisfactoriamente y que los cursos que tenemos en nuestras Universidades sobre mentoring aun nos pueden reforzar mas en esta loable tarea. ¿Cómo la llevas a cabo,
a cuantos estudiantes sueles guiar, te lo piden muchos, sientes que es una necesidad para ellos la búsqueda de estos valores?
Muchas gracias de nuevo, mis felicitaciones,
María, Profesora Dra. de Derecho Mercantil. Universidad Miguel Hernández de Elche
José Antonio Santos Arnaiz
Comentó el 08/06/2023 a las 12:03:13
Estimada María:
Agradezco mucho tu pregunta. Creo que tenemos una visión parecida de la universidad, al menos en este tema. He visto que has captado muy bien algunas de las ideas base de mi comunicación.
Para contestar a tus preguntas voy a realizar una breve reflexión y, a continuación, paso a contestarlas. Pienso que debemos simplificar las relaciones humanas y eso pasa también por reducir los procesos en la universidad. Es una asignatura pendiente, al igual que establecer un sistema real de incentivos, que tampoco se ha querido hacer con la nueva Ley Orgánica 2/2023, de 22 de marzo, del Sistema Universitario, a pesar de que haya puesto algunos cimientos para intentar solucionar problemas clásicos de la universidad.
Si bien es verdad, existen muchas más herramientas y posibilidades de formarse como profesor que en mi época. Yo aprendí a enseñar a través de mi director de tesis que, si bien es verdad, no prestaba mucha atención a los formalismos pedagógicos como ahora, pero pienso que aquellas enseñanzas estaban provistas de mucho contenido y de un diálogo franco. Pienso que debería darse un binomio forma-contenidos en la didáctica del proceso de enseñanza-aprendizaje del Derecho, aunque prestando mayor atención a los contenidos que a la forma. Siempre he sido partidario de que la didáctica de la enseñanza-aprendizaje sea transmitida de manera natural y sencilla. No soy demasiado partidario de hacer excesivamente compleja la tarea de enseñar a enseñar.
No sé si es una necesidad para los estudiantes la búsqueda de estos valores y si es que pueden llevar tan hondo término las pautas metodológicas expuestas. En general, creo que son pocos los estudiantes que se preguntan por ello, pero también considero que tampoco es tan importante si finalmente se percatan de ello en conexión con el ámbito práctico. Por ejemplo, a la hora de enfrentarse al Trabajo de Fin de Grado, Trabajo de Fin de Máster, tesis doctoral o trabajo posdoctoral. Ahora bien, seguramente en la tarea de enseñar existe un trasfondo pedagógico y axiológico, es decir, hacerte comprender y en base a unos presupuestos razonables desde el punto de vista de un servidor público. Yo siempre pongo el ejemplo -seguramente bastante facilón pero a la vez ilustrativo- del gesto de abrir la mano para dar algo o la de cerrar la mano para coger algo. Creo que es mucho más fácil realizar el primer gesto que el segundo.
Normalmente, acuden a mí estudiantes a los que he dado clase, que han leído alguna de mis publicaciones o por recomendación de otro profesor. En la actualidad, dirijo una tesis doctoral y seis Trabajos Fin de Grado en mi universidad, así como un Trabajo de Máster en otra universidad. A mí me parece más que suficiente si sumamos el resto de tareas que desempeño (docencia, investigación y gestión) como otros tantos profesores.
Quizá también te pueda ser ilustrativa la contestación dada a Jadranka Marija Gladic, a fin de completar los argumentos esgrimidos.
Un afectuoso saludo
Jadranka Marija Gladic Miralles
Comentó el 07/06/2023 a las 12:29:37
Estimado José Antonio:
Muchísimas gracias por tu presentación. Muy interesante el abordaje que realizas respecto a la relación maestro-mentor o discípulo-estudiante. Al respecto, quería preguntarte si, a partir del análisis realizado o desde tu propia experiencia, has podido detectar algunas prácticas de enseñanza-aprendizaje que son consideradas como satisfactorias, tanto por docentes como por estudiantes, en el ámbito del Derecho.
Felicitaciones
José Antonio Santos Arnaiz
Comentó el 08/06/2023 a las 11:04:12
Estimada Jadranka:
Muchas gracias por tu pregunta. Permíteme que me explaye un poco. La comunicación tiene un trasfondo de experiencia propia. Fue el tipo de relación que tuve con mi maestro (mi director de tesis), cuando empecé mi doctorado y que yo he secundado con mis doctorandos o con personas que han venido a realizar estancias de investigación bajo mi dirección. También se puede aplicar con alumnos del grado, aunque suele ser un poco más difícil en base a las pautas metodológicas que yo sigo (relación dinámica e interpersonal, esfuerzo, servir con el ejemplo, con respecto y confianza) y que funcionan más con un estudiante con cierta madurez. Siempre sin servilismo ni seguidismo, sino con respeto y confianza. Desde mi punto de vista, si no se produce esa relación es difícil trabajar. Por ejemplo, con mi director de tesis sigo colaborando, a pesar de que él tiene casi 79 años y yo ya soy profesor funcionario en la universidad.
En mi etapa de doctorando no existían programas de mentoring, ni otro tipo de programas para facilitar la relación mentor-estudiante. He querido revitalizar la idea maestro-discípulo que, en ocasiones, se ha visto desprestigiada o desvirtuada, porque todavía, en ciertas disciplinas o por parte de determinados profesores, supone una suerte de vasallaje con el doctorando o con la persona que viene a realizar una investigación. Se les exigen tareas que exceden con creces su trabajo de doctorando y, muchas veces, no vienen acompañadas de reconocimiento alguno. Fuera de esos casos creo que ese binomio puede funcionar bien si se aplica con sentido común. Yo, en ese sentido, soy una persona abierta que me gusta trabajar y crear un buen clima, con el que es más fácil exigir y conseguir prácticas exitosas.
En cuanto a mi última experiencia, yo he seguido esas pautas metodológicas (relación dinámica, interpersonal, esfuerzo, ejemplo a seguir, con respecto y confianza) con mi último doctorando que ha defendido su tesis doctoral, el cual tiene una cosmovisión diferente a la mía y eso también se vio reflejado en la perspectiva jurídica sostenida por él en su tesis. Como anécdota, te comento que a mi doctorando le hice rehacer la versión final de su tesis doctoral de tantos fallos que le encontré después de una revisión concienzuda, a pesar de que ya habíamos corregido someramente algunas partes. Al principio, se sintió contrariado, pero luego me lo agradeció, porque vio que las correcciones eran plausibles y se había realizado desde el rigor y, sobre todo, la confianza, la cual permite hacer y decir comentarios que una relación academicista en exceso lo impediría. Siempre es bueno explicar y argumentar a los estudiantes las decisiones que tomas o los caminos que muestras para facilitar el proceso de enseñanza-aprendizaje.
Si bien es verdad, no siempre es fácil para nosotros en España practicar esta relación que comento, porque poco a poco ha aumentado la burocracia; de ahí que señale en mi comunicación que es necesario un sistema de incentivos reales y con menos burocracia. Por ejemplo, en España no se paga nada en las universidades públicas por la dirección de tesis doctorales. Antes sí se pagan pagaban los Trabajo de Fin de Grado, pero ahora ya no. Nos podemos descontar 4 horas de carga docente por trabajo registrado. En la Universidad Rey Juan Carlos descuentan 10 horas de la carga docente por tesis registrada. En la actualidad, me descargaría 20 horas por 2 tesis doctorales (una ya defendida y otra muy avanzada), así como 24 horas por 6 trabajos de Fin de Grado registrados. En la práctica, ni siquiera me las puedo descargar, porque he superado el número máximo de descargas al año que tengo por diferentes descargas acumuladas (cargo académico en la universidad, investigación de calidad acreditada por el Ministerio de Educación, etc.).
Un cariñoso saludo
Jadranka Marija Gladic Miralles
Comentó el 08/06/2023 a las 12:54:18
Estimado José Antonio:
Muchísimas gracias por tu exhaustiva respuesta.
Saludos cordiales
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