Participación activa del estudiantado mediante el debate universitario

Enfoque

Introducción

Es indudable que la participación activa del alumnado en las actividades didácticas constituye uno de los objetivos cruciales perseguidos por el profesorado universitario atento a la eficacia de las acciones formativas. Y es igualmente indudable que la misma participación activa del alumnado tiene una estrecha vinculación con el desarrollo de la capacidad de trabajo en equipo, habilidad transversal que puede cultivarse fácilmente, entre otras cosas, a través de herramientas de trabajo colaborativo. Sobre estas últimas, a través de la ponencia en cuestión se centrará la atención, en particular, en los aspectos de mayor importancia que las caracterizan, como el fomento de una interdependencia positiva entre alumnas/os y, al mismo tiempo, de una responsabilización tanto individual como grupal, de una interacción interpersonal enriquecedora, etc.

Objetivos

La ponencia en cuestión versa sobre el impulso de la participación activa del alumnado mediante el debate universitario. Esta experiencia ha sido diseñada para la asignatura Políticas sociolaborales II del Grado de Relaciones Laborales y Recursos Humanos de la Universidad de Córdoba. En breve, con tal asignatura se pretende sistematizar y analizar las políticas sociolaborales, en general, y las políticas de empleo, en particular, relativas a ciertos colectivos vulnerables de atención prioritaria, en línea con el art. 50 de la nueva Ley de Empleo. A nuestro parecer, la implementación del debate en esta asignatura es especialmente relevante por diversas razones. El propio contenido de la asignatura invita a reflexionar acerca de la idoneidad de las numerosas medidas adoptadas, resultando evidente de diferentes motivaciones jurídicas e ideológicas. No obstante, resulta evidente que cualquier asignatura, sea o no del área de las Ciencias Sociales y Jurídicas, es perfectamente susceptible de ser objeto de esta técnica.

Metodología

En relación con el debate universitario, es necesario constatar la existencia de varios formatos o modelos. En concreto, son dos los especialmente predominantes: el debate académico y el debate parlamentario. La presente experiencia está vinculada al primer modelo, que a continuación será brevemente expuesto.

El debate académico, formato más extendido y con más tradición en nuestro país, versa sobre una pregunta conocida con antelación por los participantes, entre una semana y uno o varios meses. Ello presupone un estudio profundo y sopesado sobre la materia. Cada equipo ha de estar preparado para defender tanto una postura a favor como en contra respecto a la cuestión planteada. De hecho, el reparto de posturas se realiza por sorteo e inmediatamente antes de que comience cada debate. Respecto a las cuestiones formales, en el debate académico se enfrentan dos equipos compuestos de dos a cinco personas, aproximadamente. Cada equipo cuenta con cuatro intervenciones, iniciadas por el equipo que defiende la postura a favor. A grandes rasgos, ambos equipos cuentan con un turno de introducción, primera refutación, segunda refutación y conclusiones, siendo necesario advertir que cada intervención tiene atribuidas unas determinadas funciones.

Resultados

Al tratarse de una propuesta que no ha sido llevada a la práctica, no es posible proponer resultados reales.